La identidad digital, que también se conoce como identidad 2.0, viene constituida por todos aquellos rasgos o características que nos identifica en el entorno online, y constituye la revolución anticipada de la verificación de la identidad en línea, sobre la base de la utilización principal de tecnologías de carácter emergente centradas especialmente en la figura del usuario de internet o de las tecnologías online.
Está formada tanto por los datos del usuario presentes en el mundo 2.0 como por sus acciones (opiniones, fotos, navegación, etc.), pero también por las publicaciones que se han hecho sobre él .
Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que la identidad digital está integrada por los diferentes atributos que compartimos en las diversas plataformas, de modo y manera que diferentes identidades digitales, hoy por hoy, se corresponden con una misma persona. Por eso se puede afirmar que los usuarios pueden proyectar más de una identidad digital a través de múltiples comunidades.
En términos de gestión de identidad digital, las áreas clave de interés son la seguridad y la privacidad.
La identidad digital es, por tanto, el equivalente en internet a la verdadera identidad de una persona o entidad (como una agencia de negocios o el gobierno) cuando se utiliza para la identificación en las conexiones o las transacciones de ordenadores, teléfonos móviles u otros dispositivos personales.
La identidad 2.0 no tiene por qué corresponderse obligatoriamente con la identidad real de un individuo o corporación, pero sí afecta a su reputación y a la imagen que los demás usuarios se hacen de él.
Ese rastro que conforma la identidad digital está formado por una serie de impactos de distinta procedencia.
Algunos de ellos son los siguientes:
a). Perfiles personales. Redes sociales generales (Facebook, Instagram, Twitter, Myspace, etc.) y profesionales (Xing, Viadeo, LinkedIn, etc.) y portales de búsqueda de empleo.
b). Comentarios. En foros, blogs, portales de información, redes sociales, Youtube, etc.
c). Contenidos digitales. Fotos en redes sociales (como la chica del vídeo), videos en Vimeo, presentaciones en Slideshare o documentos publicados en webs, una web personal, un blog, etc.
d). Contactos. Nuestros amigos, contactos profesionales, seguidores y a quienes seguimos, etc.
e). Las direcciones de correo electrónico.
f). La mensajería instantánea. Messenger, Irc, etc.
Por ello, se puede afirmar, que hoy por hoy, la identidad digital constituye un aspecto clave para el nuevo internet descentralizado.
Con la identidad digital descentralizada podemos imaginarnos cómo podría ser un mundo en el que los ciudadanos son los propietarios de su información y cómo eso podría crear todo tipo de nuevos modelos de negocio y de facilidades para el ciudadano o usuario de todo tipo de servicios .
Tal como exponía recientemente Díaz . en un artículo, muchos sistemas de identidad en línea se crean con la finalidad de asociar datos con los individuos, que permitan personalizar su experiencia al ingresar en un sitio de Internet, pero esta información no es propiedad del usuario. Esto tiene otras implicaciones, ya que por cada sitio web donde las personas crean un perfil, se genera nuevamente una serie de datos asociados a su identidad.
Consecuentemente con ello, se puede afirmar que las personas, como concepto inicial, pueden llegar a tener tantas identidades en Internet, como sitios donde estén registrados, debiendo valorarse esta situación, que por un lado potencia la personalidad humana, pero que por otro viene a presentar Internet, si cabe como un mundo un poco más caótico o desorganizado, salvo mejor criterio.
Es por ello, por lo que se señala que en el momento actual están surgiendo nuevas líneas de opinión, que tratan fundamentalmente de proporcionar seguridad jurídica, y previsibilidad al concepto de identidad digital, en aras fundamentalmente del uso que la misma ha de tener en la configuración de blockchain.
Así, de esta manera han surgido una serie de iniciativas que buscan dar respuesta a estos problemas, a través de un concepto denominado identidad digital auto-soberana. Alex Preukschat en su artículo Self Sovereign Identity: a guide to privacy for your digital identity with Blockchain, afirma que ña tecnología blockchain es el avance crucial que ahora está impulsando la identidad digital hacia la era de la Identidad “Self Sovereign” (auto-soberana), identificándose a través de la misma cinco problemas principales existentes a cerca de la identidad digital en Internet, y que son los que se indican a continuación:
a). El problema de la proximidad: ya que los actores no interactúan físicamente, sino a distancia.
b). El problema de la escala: la identidad digital depende de los grandes centros de información e identidad.
c). El problema de la flexibilidad: muchas de la “soluciones de identidad digital” actuales, se limitan a esquemas o conjuntos de atributos fijos.
d). El problema de la privacidad: las “soluciones de identidad digital” actuales se basan en una colección de datos, que a menudo se recopilan sin conocimiento del usuario.
e). El problema del consentimiento: los datos contenidos en miles bases de datos de identidad, a menudo se comparten con otros sin consentimiento.
Esta situación debe enlazarse con el hecho, puesto de manifiesto por García Moreno , relativo a que los problemas más importantes en relación al uso de datos personales en la actualidad, provienen de no saber dónde se almacenan estos datos, quién puede acceder a ellos o qué se está haciendo con la información una vez que se accede a ella.
Aunque el nuevo Reglamento General (UE) 2016/679 de protección de datos personales (GDPR) comienza a abordar estos problemas, aún existe la necesidad de proporcionar una infraestructura tecnológica que permita el intercambio confiable de datos, máxime si se tiene en consideración la circunstancia consistente en que las cuestiones relativas a la identidad digital juegan un papel crucial a la hora de que la tecnología Blockchain sea adoptada efectivamente de forma masiva tanto por los ciudadanos, como por las empresas y las Administraciones Públicas.
García Moreno, identifica, a su vez, un conjunto de problemas muy relevantes derivados de la gestión de las identidades personales y la forma en la que se prevé que sean abordados a través de la tecnología Blockchain, y que son los que se indican seguidamente:
a). La necesidad de contar con servicios online ágiles, y, además, seguros.
Llevando las características de la tecnología Blockchain, al terreno de la identidad digital, se observa que éstas tendrían un importante significado en lo atinente a tener una mayor propiedad y control sobre nuestros datos (siempre y cuando mantengamos el control sobre las claves criptográficas que nos dan acceso a ellos), pudiendo ser la clave para mantener la seguridad de nuestras identidades.
Así, se espera que Blockchain ponga a prueba a las estructuras de datos tradicionales, devolviendo el control de los datos personales a los consumidores y, consecuentemente, su confianza a la hora de acceder a cualquier tipo de servicio online.
Además, como la forma en que se almacenan los datos en un Blockchain se puede configurar para establecer permisos personalizados, el nuevo modelo de intercambio de información podría incluir, por ejemplo, formas de segmentación, de modo que sólo accedan a los datos de cada tipo quienes realmente los necesitan.
b). El acceso a los servicios públicos
Otra potencial revolución derivada del uso de la tecnología Blockchain en la gestión de la identidad digital radicaría en una mayor agilidad, seguridad y transparencia en las relaciones entre los ciudadanos y las Administraciones Públicas, entre los que cabe incluir: (i) el acceso a servicios; (ii) los trámites administrativos; (iii) los procesos electorales; y, (iv) cualesquiera otros procesos y servicios.
Más aún, teniendo en cuenta que una parte importante de la población mundial carece de identificación documental.
En cualquier caso, Blockchain (por sí mismo o en combinación con otras tecnologías, como los sistemas biométricos) podría ayudar a la creación de esa identidad digital única a partir de la cual, se podría acceder de forma más ágil y transparente a una amplia gama de trámites administrativos (censo, certificados, licencias, concursos públicos, etc.), y a toda clase de servicios, tales como: la educación; la atención médica; la votación electrónica; la vivienda, entre otros muchos.
c). El desarrollo del comercio con nuestros propios datos personales.
En este ámbito se plantea la posibilidad más que evidente, de que sea la propia persona, quien proceda a la venta de sus propios datos de carácter personal, pudiendo con ello obtener beneficios.
Esta posibilidad determina, que se evite, por ejemplo, la posibilidad de que sean ciertas empresas, sean las que se dediquen a comerciar con los datos personales de los ciudadanos.
Hoy por hoy, se espera que la de implantación de la tecnología Blockchain en los futuros sistemas de gestión de la identidad, permita el intercambio seguro de los datos de identidad de los usuarios.
El siguiente paso sería un sistema de identidad distribuida donde la autoridad no es única, sino que se distribuye entre una multitud de actores de confianza.
El individuo no necesitaría depender de un controlador, emisor o procesador para cumplir con las regulaciones, y así obtener, duplicar, mover, enviar o asegurar sus datos.
De esta forma, al descentralizar el proceso y darle el control al usuario ninguna institución podría poner en compromiso los datos de la identidad del usuario.
Este sistema posibilitaría a los clientes usar un “token” digital para verificar su edad al realizar cualquier tipo de operación.
Para BBVA Reseach la tendencia que marcará nuestra identidad digital futura será la expansión de esquemas de identificación nacionales y sistemas federados, y en este sentido se apunta que, la creación de estándares unificados y transversales dentro de una misma industria sería sumamente útil en el desarrollo y la construcción de la identidad digital, y que desde luego, una de las tecnologías más utilizadas de cara al futuro será, en este ámbito, la de carácter biométrico, debiéndose tener en cuenta, finalmente, la importancia que en este proceso de construcción de la identidad digital va a tener la irrupción de la llamada inteligencia artificial, que permitirá procedimientos de autenticación más fiables, desarrollando, al mismo tiempo, una importante labor en la eliminación de problemas y situaciones actualmente existentes, como puede ser tanto la suplantación de identidad, como el fraude en cualquiera de sus manifestaciones.